miércoles, 23 de mayo de 2012

La esclava que se convirtió en reina...Chica da Silva


Hemos hablado de todas esa mujeres, que vivieron sus destinos con dignidad , algunas se perdieron en el camino en busca de su felicidad otras pudieron escalar en los peldaños de la sociedad , pero si existe una mujer que empezó desde abajo para llegar a lo más alto esa fue Chica da Silva , esta es una historia que parece sacada de una novela , pero es totalmente verídica , una mujer inteligente que de no tener nada paso a tenerlo todo , hermosa , sin mucha educación pero con un encanto único digno de cualquier mujer .

Francisca da Silva de Oliveira, (Serro Frío, Minas Gerais c. 1732 - † Tijuco 1796) llamada Xica da Silva ó Chica da Silva, fue una esclava, posteriormente liberta, conocida por su belleza, que se convirtió en un personaje de gran riqueza e influencia durante la segunda mitad del siglo XVIII. Célebre por su romance de más de quince años con João Fernandes de Oliveira el más rico explotador de diamantes de esa región, cuya fortuna se decía era mayor que la del rey de Portugal.
Chica era hija de la esclava Maria da Silva y de un portugués llamado Antônio Caetano de Sá. Su certificado de bautismo fue registrado en el barrio de Maíz Verde, ciudad de Serro Frío, actual municipio de Serro, Minas Gerais. Según la mayor parte de las fuentes, su madre era africana de la Costa de la Mina.
Desde muy pequeña fue utilizada como esclava sexual pero a diferencia de muchas xica supo ganarse el amor de sus patrones , aprendió la educación de los blancos , pero por su naturaleza mulata , también solía ser poco conservadora lo que llamaba la atención de los hombre ricos , que aburridos de las mujeres de la época ,buscaban mujeres como xica, gracias a ello pudo escalar en la sociedad por su carácter y peculiar belleza. Fue esclava del sargento Manuel Pires Sardina, médico y propietario de tierras en Tijuco (Diamantino, Minas Gerais). En esta época tuvo un hijo, Simão Pires Sardina, nacido en 1751. El registro de bautismo de este hijo no declara su paternidad, pero Manuel Pires Sardina le dio la libertad y lo nombró uno de sus herederos en su testamento, de ahí el uso del mismo apellido. El hijo de Chica da Silva fue educado en Europa y vino a ocupar cargos importantes en el gobierno de la Corte.




Posteriormente, Chica da Silva fue a José da Silva y Oliveira Rolim. José da Silva fue, posteriormente, condenado a prisión por su importante participación en la “Inconfidencia Minera” una de las primeras revueltas contra la dominación portuguesa en Brasil.
Poco tiempo después, en 1753, João Fernandes de Oliveira llegó a Tijuco para asumir la función de contador de los diamantes. Convirtió en su esclava a xica , se dice que se impresiono con su belleza y encantadora personalidad más educada que la mayoría de las esclavas y poco conservadora , al pasar de los meses el hombre cayó en los encantos de la joven hasta que  en 1754, le dio la libertad a Chica da Silva y  de ser una esclava sin ningún derecho pasó a ser su concubina por más de quince años.
Chica da Silva y João Fernandes tuvieron trece hijos durante el transcurso de la relación: Francisca de Paula (1755); João Fernandes (1756); Rita (1757); Joaquim (1759); Antonio Caetano (1761); Ana (1762); Helena (1763); Luiza (1764); Antônia (1765); Maria (1766); Quitéria Rita (1767); Mariana (1769); José Agostinho Fernandes (1770). Todos fueron registrados en el bautismo como hijos de João Fernandes, acto raro en la época donde los hijos de hombres blancos y esclavas eran registrados sin el nombre del padre. En general su relación rebaso muchas barreras sociales no solo por su naturaleza de esclava si no por los numerosos privilegios otorgados por su nuevo amante, quién nunca pretendió ocultarla , se sabe que fue la única concubina que tuvo por esos quince años .
Entre 1763 y 1771, João Fernandes y Chica da Silva habitaron la edificación existente actualmente en la plaza Lobo de Mezquita, 266, en Diamantina. La unión de João Fernandes y Chica da Silva no fue un caso aislado en la sociedad colonial brasileña de implicación de hombres blancos con esclavas, pero se distinguió por haber sido pública, intensa y duradera, además de involucrar a uno de los hombres más ricos de la región durante el apogeo económico de la región. Un dato que sorprende a propios a extraños es que, pese a ser esclava la sociedad de la época se vio forzada a respetarla pues de lo contrario se ganaban la enemistad de su poderoso amante. Incluso su relación nunca aparento la de dos amantes, ella era distinguida y solía acompañarlo a los eventos de sociedad, el por su parte tenía un lugar estable para ella , al igual que una pensión , le hacía todo tipo de regalos .

Gozo de muchos privilegios entre los gozaba la capacidad de tener todo lo que le pidiera a su amante en un tiempo de su novela amorosa pidió a João Fernandes le construyera un palacio con 21  habitaciones, donde había un jardín con plantas exóticas y cascadas artificiales. Como no conocía el mar, João Fernandes mandó construir un lago artificial y construir un navío de vela con capacidad para diez personas, que navegaba en el lago transportando los invitados de las grandes fiestas que ofrecía la la sociedad local. Esas festividades eran animadas por una orquesta particular y por las presentaciones en un teatrín.: La Chacra de Chica da Silva, en el barrio de la Paja, era una de las residencias más lujosas, pero no sobrepasaba los patrones de la región. Comparando como patrones europeos de la época, era una propiedad casi rústica.
Pero este no fue el única capricho de la joven esclava para que su sueño no fuera perturbado por el doblar de las campanas de la Iglesia de Nuestra Señora del Carmo, construida en 1765, Chica da Silva mandó cambiar la posición de la torre.: Efectivamente, se trata de la única iglesia en estilo barroco en Brasil que posee la torre atrás de la nave céntrica
Los amantes se separaron en 1770, cuando João Fernandes retornó a Portugal para prestar cuentas de su administración al frente del Contrato de los Diamantes y para cuidar de recibir los bienes dejados en testamento por su padre. Al partir, João Fernandes se llevó consigo a sus cuatro hijos hombres. En Portugal, los hijos de Chica da Silva recibieron educación superior, ocuparon puestos importantes en la administración del Reino y hasta recibieron títulos de nobleza.
 Xica quedó en Tijuco con sus hijas y la posesión de muchas propiedades dejadas por João Fernandes, lo que le garantizó una vida confortable hasta el final de sus días. Sus hijas recibieron la mejor educación que se daba a las chicas de la aristocracia local en aquella época, siendo enviadas al Recogimiento de las Macaúbas donde aprendieron a leer, escribir, calcular, coser y bordar. De allí, sólo salieron en edad de casarse, aunque algunas hayan seguido la vida religiosa.

A pesar de ser una concubina, Chica da Silva alcanzó prestigio en la sociedad local y gozó de los mismos privilegios de las señoras blancas. En esa época, las personas se asociaban en Hermandades religiosas de acuerdo con su posición social. Chica da Silva pertenecía a las Hermandades de San Francisco y del Carmo, que eran exclusivas de blancos, pero también a las hermandades de las Mercês - compuesta por mulatos - y del Rosario - reservada a los negros. Por lo tanto, Chica da Silva tenía renta para realizar donaciones a las cuatro hermandades diferentes. Era aceptada como parte de la élite local compuesta casi exclusivamente por blancos, pero también mantenía lazos sociales con mulatos y negros por medio de sus hermandades. A pesar de esto, como era costumbre de la época, luego que fue liberta pasó a ser dueña de varios esclavos que cuidaban de las actividades domésticas de su casa.
Chica da Silva falleció en 1796. Como era costumbre en la época, tenía el derecho de ser sepultada dentro de la iglesia de cualquiera de las cuatro hermandades a las que pertenecía. Fue sepultada dentro de la iglesia de San Francisco de Asís perteneciente a la más importante hermandad local, un privilegio exclusivo de los blancos ricos, lo que demuestra que mantenía la condición social más alta aún varios años después de la partida de João Fernandes para Portugal.

Esta es sin duda una mujer de la que debemos aprender, su astucia y perseverancia, ver para creer , que se puede empezar desde abajo para llegar al cielo .

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